top of page

Puro de corazón parte 1. El camino

  • Foto del escritor: Switch Guate
    Switch Guate
  • 13 mar 2020
  • 4 Min. de lectura


ree

Bienvenido, de nuevo esta es la primera parte, del final de esta serie de blogs.

Ahora conocerás el proceso de restauración que Dios hizo en mí, como creó una nueva y mejorada versión de aquel joven averiado y roto que yo era.

En nuestra sociedad existe un estigma, que a apesar de estar muy debilitado, tiene una vigencia sólida en el respeto y amor propio. La virginidad, es algo que muchas personas guardan y otras personas hacen alarde de ya haberla perdido, más hasta cierto punto se desconoce lo que la misma conlleva. Al momento de llegar al final de la relación con Marcelina, una avalancha de moralidad y arrepentimiento me cubrió por completo. La conciencia fue más clara, sabia que estaba fallando a Dios, mis padres e incluso a mí mismo al mantener una vida de intimidad activa con ella. Sin embargo la conciencia y el arrepentimiento son dos cosas muy diferentes que en mi caso hasta hace unos meses atrás, no iban de la mano. Con el paso de los días, una atmósfera de culpabilidad, tristeza y desánimo me cubrió por completo. El arrepentimiento se hizo presente, recuerdo encontrarme muchas veces pidiendo disculpas a Dios por la manera en la que me había conducido en mi relación con Marcelina, y al mismo tiempo pedir por la restauración de su corazón, pues sabía que el daño que le había echo no se limitaba al moral, sino también al emocional y espiritual. Mi concupiscencia me atormentaba, llamandome por mí pecado de inmoralidad sexual, haciendome creer que no era digno de encontrar una restauración para mí vida en Dios.


Su voz era demasiado fuerte y aunque quería regresar a Él (Dios), esta no me dejaba hacerlo pues me acusaba y me hacía ver que por todo lo que había echo, nunca me perdonaría, dejando de lado el verdadero valor del sacrificio de Jesucristo en la cruz, para perdón de pecados. Antes de esta situación era un cristiano "ejemplar" había conocido a Dios con 12 años de edad aproximadamente, no tenía un pasado de vicios, historiales policiales, malas conductas o cualquier otra cosa mala que te puedas imaginar (Así es… era un ¡Golden boy!). Para mí era una "buena persona" me sentía en pleno goce de juzgar a otros, por sus debilidades (alcohol, drogas, problemas legales, múltiples parejas, amistades destructivas, etc, etc.) Diciendo algo parecido a: "cómo es que estos jóvenes pecadores tienen esa vida tan desordenada, si es tan fácil ser bueno y correcto" lo que me hacía un insensible hacia ellos y me daba una incapacidad de amarles a pesar de sus errores. La misma Biblia dice: con la medida que mides, serás medido(Mt 7:2 - Lc 6: 38) y yo agregaría… y aún un poco más. Yo tenía una medida demasiado larga para los demás, como puedes ver y al usarla contra mí, era sumamente dolorosa, pues todo aquello que me daba la libertad de juzgarlos se había convertido en el plomo que estaba sobre mis tobillos y no me dejaba ser verdaderamente libre.

ree

No me sentía digno de Dios, sentirlo y menos del perdón, sentía que no merecía su gracia para conmigo, era indigno por completo, menos que nada y restando. Era el resultado de la medición de mi propia medida, no me daba yo mismo esa gracia, amor que muchas veces negaba a otros, pero Dios siempre estaba allí, podía sentirlo llamándome a la verdadera libertad, pureza de corazón y mente. A un nuevo inicio a su lado, a pesar de mi mayor tristeza y soledad. Desconocía quién era, estaba lleno de desamor propio y con un autoestima completamente por los suelos.

Aun con todo este mundo de emociones encontradas en mi interior la vida seguía, yo tenía un trabajo al que asistir, tenía obligaciones que debían ser cumplidas, las cuales no preguntaban como me sentía, sino demandaban ser cumplidas. Recuerdo muchas veces levantarme en la mañana, tomar una ducha cambiarme, verme al espejo y decir "no me areclare el cabello, no me voy a afeitar, no quiero verme atractivo para nadie" básicamente mi cuidado personal se podría resumir en duchas y cambios de vestimenta. Mis emociones estaban dominando todo mi mundo y el ideal de la impureza me estaba pasando por encima de una manera devastadora.


"Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios! Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida! Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación." Ro 5:8 -11


ree

Así que quiero animarte, si estás pasando por una situación similar, no es el momento de abandonar a Jesús, es tu momento para acercarte más, para que él te de su amor y su perdón una vez más. Estoy seguro que está ansioso por escucharte una vez más. ¡Vamos, habla con él!


Cooper / Switchero

Comments


LISTA DE CORREOS

Mantente siempre en contacto y recibe las ultimas noticias de nuestra pagina suscribiendote a nuestra lista de correos

©2019 por SwitchGuate

bottom of page